LOS TOROS, DE OTRA MANERA

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sábado, 11 de junio de 2011

Rubén Pinar corta una oreja en Las Ventas de Madrid y sale revalorizado gracias a su quietud y temple en el aprovechamiento de las embestidas de su primer toro, animal flojo pero de buen pitón izquierdo de Pérez Tabernero; no redondeó la tarde con el sobrero de "Valdefresno" aunque se ganó el respeto de la afición

           Con esas mínimas opciones en el ganado que son requeridas, Pinar salió revalorizado de Las Ventas en su segunda actuación ayer viernes 10 de junio. Ya demostró las ganas con las que venía en el quite de Sergio Aguilar, breve pero intenso. Volvió a ejercer su derecho a quite artístico en el quinto toro. Espoleado, Aguilar le replicó. Bien de capote Pinar, templado, detallista... La clave del éxito fue aprovechar de manera templada y con un punto interesante de estilo torero las opciones de sus toros. Prácticamente siempre bien colocado, arrancó una oreja a su primer toro, tercero de la tarde, un animal flojo pero con un buen fondo de casta y clase, que por el pitón izquierdo se desplazaba con largura y entrega; por el derecho apenas tuvo algún pase estimable.
Así lo entendió desde el principio Pinar, que comenzó su labor muletera con la mano de cobrar para no perderse en probaturas. El toro le ofreció el mínimo de las embestidas boyantes y Pinar las aprovechó hasta el final con sentido del tiempo y de las distancias, precisión de torero curtido y con el valor suficiente para ahormar una faena maciza, medida… sin que sobrara nada, tampoco que faltara. Los ayudados por alto finales tuvieron gran sabor, el remate cargado de estilo… La estocada fue de manual, en la yema. Cayó la oreja para gloria del torero y regocijo de los que en él confiamos. Porque seguimos confiando en él: sabemos que es capaz de olvidarse de las ratonerías y torear sin ventajas en corto y por derecho. Por eso, cuando está mal, somos especialmente críticos con él, porque sabemos que es capaz de hacerlo mejor. Mi consejo sería este: que piense cada tarde en cualquier plaza que está en Las Ventas de Madrid porque con el recurso de la noria de pases y el toreo populista estará infravalorando su capacidad.
            Pero no hubo puerta grande. Pese a que mató de emocionante manera a su segundo, tirándose en la cuna misma del sobrero de “Valdefresno”, la oreja no cayó. A este toro, el sexto, le faltaron cosas aunque tuvo opciones. Pinar basó su faena en el aprovechamiento máximo de su casta aunque hubo demasiadas brusquedades. Por momentos la faena repuntaba; por momentos la faena iba a menos. Puso muchas ganas, estuvo siempre muy firme y, sin mover las zapatillas –máximo indicador de valentía-, volvió a ganarse el respaldo del público. Pinchó antes de cobrar una gran estocada en la que se tiró a morir o a matar.

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