Mario Julián Sotos, que se llevó un porrazo de órdago en su segundo turno, saludó una ovación a la muerte de su primer novillo y dio una vuelta al ruedo al término de la lidia de su segundo. Estuvo mejor en éste, donde dio dos tandas al natural realmente notables. Exposición.
Borja Álvarez (de la Escuela taurina de Alicante) cortó oreja y oreja y mostró disposición, especialmente enrazado en su segundo turno. Su primero, un novillo que manseó siempre y berreó desde salida, no fue fácil papeleta. Fue, quizás, el más complicado de la noche.
Sergio Felipe, que compone muy bien la figura, cortó una oreja en su primero y perdió por el mal uso de la espada otra posible oreja de su segundo oponente. Con su segundo novillo, un animal que se templó en la muleta como no lo hicieron otros pero que al principio no iba entregado en los vuelos de los capotes, regaló bonitos pasajes. Se precipitó en, tras dos pinchazos, tirarse a matar sin muleta, marcando al hocico con la mano y volcándose en la cuna con la paliza correspondiente. Al estilo Antonio José Galán. Como gesto de arrojo y valor, aceptado. Pero no tenía mucho sentido.
No obstante, y entiéndase el comentario, nos gustaron más los novillos que los novilleros. ¡Qué manera de embestir! Hubo mansedumbre en algún caso pero casta siempre, largos viajes, emoción, riesgo… También concurrió esta noche la nobleza aunque no siempre, a veces las embestidas tenían sus complicaciones. A más de uno le hubiera venido de perlas el simple choque con el peto del caballo para atemperar sus ínfulas.
A los tres les quedan muchos puertos de montaña por ascender pero lo cierto es que nos llevamos pocas cosas entre los dientes esta noche, o menos de las deseables. Y las que nos llevamos, y no es por chovinismo, son algunos buenos naturales de Sotos y la apostura y maneras de Felipe. Pero hay que pedirles más, que tomen personalidad… Quizás la exigencia pasa por que toreen más pero claro… ¡si están aprendiendo y empezando! En fin, el tiempo nos dirá. Suerte. De la entrada registrada no decimos nada… el fracaso habitual pero, eso sí, con muchos jóvenes en el tendido. En familia. A esto, el nuevo concejal taurino tiene que darle, con el aval de la afición y los abonados, una vuelta de tuerca.